Durante este último trimestre del año muchos han sido los cambios producto del COVID-19, siendo el consumo el principal medidor de las transformaciones de la sociedad.
El coronavirus en tan poco tiempo ha logrado paralizar el mundo entero y cambiar el comportamiento de sus habitantes.
El comportamiento de los seres humanos ha sido modificado por el confinamiento y la ansiedad de no saber qué pasará en el futuro. La forma en que nos relacionamos e interactuamos con el resto de las personas ha conllevado un cambio de rutina, cambiando a su vez los hábitos y tendencias de consumo.
Los nuevos estudios que se han generado entorno al comportamiento del consumidor debido a la emergencia sanitaria han servido de brújula para el sector retail. A través de estos resultados la industria puede conocer las nuevas necesidades que tienen los consumidores y la forma en que deberán adaptarse a estos cambios.
La disminución en el tráfico a tiendas físicas como supermercados, tiendas comerciales, farmacias, restaurantes, entre otros sectores ha sido evidente. La tendencia a limitar las salidas del hogar ha priorizado las compras en línea, sin duda, una tendencia generalizada a nivel global.
Los nuevos hábitos del consumidor también se han evidenciado en la cantidad de horas que destinan para abastecerse en el supermercado, así como en la cantidad de compras que se realizan cada mes.
Los horarios y días de preferencia también cambiaron, los días de mayor afluencia a los supermercados previo a la cuarentena solían ser los fines de semana. Tras la cuarentena, las compras pasaron a estar más repartida en la semana.
Las principales tendencias en el sector llaman a focalizarse en los cambios en la pauta de consumo y en la transformación de los puntos de venta. Además, uno de los grandes retos para las empresas será tener un stock único para realizar la venta y contar con grandes existencias en tienda para poder atender rápidamente a los pedidos online.